A los 15 años, Benjamin Leroux ya sabía qué quería ser. Mientras otros adolescentes aún buscaban su camino, él ingresó en el Lycée Viticole, una escuela secundaria especializada en enología y viticultura. Fue allí donde comenzó su historia con la vid.
En 2007, tras consolidarse como director técnico en Comte de Armand, Benjamin decidió iniciar su propio proyecto: un negoce personal en el corazón de Beaune. Allí, en una pequeña bodega, vinifica uvas que compra directamente de viticultores comprometidos con la sostenibilidad: viñedos sin herbicidas, cultivados con respeto por la tierra.
Aunque su sueño es formar un domaine propio —y ya ha adquirido algunas parcelas en Blagny—, hoy su atención está centrada en comprender en profundidad los diferentes terroirs con los que trabaja. Cree firmemente que un gran vino nace del viñedo, por eso selecciona personalmente cada parcela, buscando fruta que aporte personalidad y equilibrio.
Su estilo de vinificación es flexible, siempre adaptado al carácter de la uva. Poca madera nueva, preferencia por fudres de gran capacidad y un enfoque meticuloso para no perder la complejidad natural del vino. Para sus vinos de categoría village, Benjamin mezcla fruta de distintas ubicaciones, combinando expresiones que, juntas, logran una armonía única.
Benjamin Leroux representa la nueva generación de Borgoña: técnica, sensibilidad y un respeto profundo por la tradición… sin dejar de mirar hacia el futuro.
Tras perfeccionar durante años su técnica junto al reconocido Manuel Olivier, en 2017 Pascal Pernot decide volver a sus raíces y asumir el mando de la histórica bodega familiar Pernot Père & Fils. Desde 2018, dirige plenamente el proyecto, aportando una mirada moderna sin perder el legado de generaciones anteriores.
Sus viñas se encuentran en un enclave privilegiado de la Borgoña: entre los Premier Crus al pie de la Côte Saint-Jacques y la famosa Route des Grands Crus. Desde este terroir de excepción, Pascal elabora cinco vinos que reflejan autenticidad y carácter: un Bourgogne, un Côte de Nuits Villages (proveniente del lieu-dit La Croix Violette), un Gevrey-Chambertin y dos parcelas específicas: En Champs y Les Jeunes Rois.
Fiel defensor de una viticultura respetuosa, no utiliza herbicidas ni tratamientos químicos. Trabaja los suelos con arado tradicional y aplica fertilizantes orgánicos, en línea con una filosofía sostenible y orientada a expresar al máximo la identidad del terroir.
Pascal representa el equilibrio perfecto entre la sabiduría heredada y la innovación consciente, construyendo con paciencia y precisión la próxima etapa de una historia familiar borgoñona.
Reconocido por las grandes guías francesas como una de las promesas más firmes de Borgoña, Rodolphe Demougeot ha construido un estilo único, definido por la elegancia, la delicadeza y la expresión auténtica del terroir.
Desde su fundación en 1992 con apenas 3 hectáreas, su bodega en Meursault ha crecido hasta alcanzar las 8 hectáreas, distribuidas en comunas de renombre como Pommard, Beaune, Auxey-Duresses, Savigny-lès-Beaune y Monthelie.
Fiel a una filosofía de mínima intervención, Rodolphe no utiliza fertilizantes ni pesticidas, y labra la tierra con caballo al menos dos veces al año. Esta conexión respetuosa con la naturaleza se traslada a la bodega, donde evita cualquier exceso tecnológico para dejar que la uva hable por sí sola.
Su objetivo es claro: crear vinos aromáticamente evocadores, finos y equilibrados, que capturen con fidelidad la identidad del terruño. Cada botella es una muestra de su compromiso con la pureza, la precisión y la elegancia borgoñona.
Este proyecto enclavado en La Chapelle-de-Guinchay, a unos 15 kilómetros al sur de Mâcon, Fabien Duperray despliega un enorme talento en todas las creaciones a las que da vida.
Con casi dos décadas de trabajo en viñedos a sus espaldas, su figura destaca por la búsqueda de la máxima pureza del ‘terroir’ y por el nulo uso de productos químicos tanto en el campo como en la bodega.
Aunque muchos ven la edad de una bodega como un indicativo de la calidad de
los vinos, éste no siempre es el caso. Manuel Oliver fundó su bodega en 1990 y
cuenta con el respeto de muchos bodegueros de la zona, así como de prestigiosos
periodistas de vino como Bettane. Su bodega está situada en la zona de Hautes
Côtes de Nuits y cuenta con 10 hectáreas de viñedo de las cuales 9 están en
denominaciones regionales (Bourgogne Aligoté, Hautes-Côtes de Nuits blanc,
Bourgogne Pinot Noir, Hautes Côtes de Nuits rouge y las restantes en Villages
(Morey-Saint-Denis, Aloxe-Corton, Vosne-Romanée y Gevrey-Chambertin). Utiliza
una viticultura razonada y evita la utilización de tratamientos químicos a menos de
que sea estrictamente necesario.