En el corazón de Chablis, la casa de Jean-Pierre y Corinne Grossot se alza literalmente a pie de viñedo. Justo enfrente, a apenas 500 metros, se extiende el prestigioso Premier Cru Les Forneaux, donde la familia posee una de las parcelas más destacadas —visible incluso por su color más verde, señal del cuidado natural con el que cultivan sus vides.
Desde 1979, cuando adquirieron la bodega poco después de casarse, han ido consolidando su legado. Comenzaron con 10 hectáreas y hoy cultivan 18 hectáreas de viñedo, incluyendo nombres ilustres como Vaucopins, Mont de Milieu, Côte de Troëmes, Fourchaume y Les Forneaux.
Tras más de dos décadas practicando lutte raisonnée (lucha razonada), en 2018 dieron el paso definitivo hacia la agricultura biológica, convencidos de que el respeto por la tierra se traduce directamente en la calidad del vino.
Los vinos de los Grossot son una muestra impecable del estilo de Chablis: tensos, ágiles, precisos, pero también sorprendentemente concentrados. Expresan el carácter del terruño con una energía vibrante y una pureza que los hace inolvidables.